Día 4:
Último día en la capital de Alemania. El avión salía a las tres y media de la tarde, y como teníamos que dejar el hotel temprano, este día no hicimos gran cosa. Desayunamos en el hotel y nos dirigimos en metro hasta la estación de Rudow desde donde sale un autobús hacia el aeropuerto de Schonefeld. Pero decidimos hacer una parada antes y nos bajamos, con maleta a cuestas, en Kart-Marx-Strabe, para conocer un barrio periférico.
La verdad es que al ser domingo estaba todo cerrado, pero no nos gusto el ambiente, era algo raro, aún así bajamos por la avenida Kart-Marx-Strabe hasta la estación de Neukölln donde había un mercadillo instalado, y justo ahí, vimos como la policía cacheaba a un par de carteristas, y con las mismas decidimos montarnos de nuevo en el metro hasta rudow.
A la salida de la estación de Rudow, justo en un parquecito que hay allí mismo, se debía estar celebrando algún día típico de los alemanes (ni idea cual). Había una orquesta con trajes típicos, puestos de ventas de cacharros viejos, y puestos de comida.
Dimos una vuelta y nos tomamos un café y unos bollos en una pastelería de la zona, mmmmm, que recuerdos. Lo que vimos después prefiero no contarlo……
Cogimos el autobús, fuimos al aeropuerto y a las tres horas de reloj llegábamos a Madrid, "Home! Sweet Home!"
Último día en la capital de Alemania. El avión salía a las tres y media de la tarde, y como teníamos que dejar el hotel temprano, este día no hicimos gran cosa. Desayunamos en el hotel y nos dirigimos en metro hasta la estación de Rudow desde donde sale un autobús hacia el aeropuerto de Schonefeld. Pero decidimos hacer una parada antes y nos bajamos, con maleta a cuestas, en Kart-Marx-Strabe, para conocer un barrio periférico.
La verdad es que al ser domingo estaba todo cerrado, pero no nos gusto el ambiente, era algo raro, aún así bajamos por la avenida Kart-Marx-Strabe hasta la estación de Neukölln donde había un mercadillo instalado, y justo ahí, vimos como la policía cacheaba a un par de carteristas, y con las mismas decidimos montarnos de nuevo en el metro hasta rudow.
A la salida de la estación de Rudow, justo en un parquecito que hay allí mismo, se debía estar celebrando algún día típico de los alemanes (ni idea cual). Había una orquesta con trajes típicos, puestos de ventas de cacharros viejos, y puestos de comida.
Dimos una vuelta y nos tomamos un café y unos bollos en una pastelería de la zona, mmmmm, que recuerdos. Lo que vimos después prefiero no contarlo……
Cogimos el autobús, fuimos al aeropuerto y a las tres horas de reloj llegábamos a Madrid, "Home! Sweet Home!"
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